El viaje onírico de Luciano, en el que pasmado descubre su propia vida, como mirarse uno mismo desde el otro lado del espejo.
TIENE MONTAJE MUCHO CORAZON (EL NORTE / VIDA)
Por Edgardo Reséndiz
12/Jun/2003
Lo primero que salta a la vista es que el montaje
de "Caminos al Fondo del Corazón", presentado por el grupo Balam Teatro
en la Sala experimental el martes por la noche, tiene agallas y
justamente mucho corazón.
La directora Mónica Jasso parte de la obra de Salvador de la Vega
para proponer un espacio interesante y rico en posibilidades con relativamente
pocos recursos materiales y mucha creatividad, en el que sucede
el encuentro de un hombre cara a cara con su historia, dentro de una atmósfera
onírica.
El grupo de jóvenes actores, encabezados por Roberto García Suárez
se esfuerza y pone todo su entusiasmo y seriedad en su trabajo
incluyendo a los cuatro niños que participan.
El nivel general del espectáculo es bueno dentro de los parámetros del teatro
estudiantil.
Mezclando elementos de danza contemporánea, atmósferas visuales y auditivas,
una narrativa en tono casi poético y un ritmo lento -mas no aburrido- y solemne.
Jasso consigue sumergir al espectador en el mundo interior de su protagonista
y llevarlo en un viaje hacia el propio conocimiento y comprensión.
Dentro de la sala crea un bosque poblado por un águila y un trío de criaturas
surgidas de los árboles que acompañan a Luciano en su trayecto;
también hay un estanque, una cama, un sendero, sitios por los que se mueven los personajes entre el pasado y el presente.
La directora y sus actores, si bien son novatos y aún les falta oficio
están muy por encima de muchos profesionales.
Esto se extiende también al resto del equipo encargado de la coreografía,
la música original, el diseño de iluminación, escenografía y vestuario y sus realizadores.
"Caminos al Fondo del Corazón"
se presentó dentro de la XIII edición del Encuentro estatal de teatro 2003.